Programaba solitario
sus recursos y servicios
al llegar la del sudario
para enviarlo a sus inicios
De defensa, una intentona:
"No puedo yo ser el muerto",
le explicaba a La Pelona,
"si en congresos soy experto".
"Viene el de Amigos muy pronto.
Si no estoy, ¿quien organiza?
¡A más de uno harán tonto!"
"¡Mejor te hacemos tu misa!"
"¿Y los cursos que cautivo
con mi magia interactiva?
¿son suficiente motivo
como para que yo viva?"
No parecía La Muerte
atender a su argumento:
"Mejor acepta tu suerte;
de morir es el momento"
Visceral, cual raras veces,
empezó a gritar, grosero:
"¡Necesito algunos meses!
¡ya después veo si me muero!"
Fue lo último que dijo
con aquel talante serio,
de Aguascalientes el hijo
que hoy está en el cementerio.
Investigaba sin mella
objetos de aprendizaje
cuando llegaron por ella
para llevarla en carruaje
"¡No puede ser! ¡no es la hora!
Soy puntual, no hay quien lo niegue,
para salir sin demora
no importando a que hora llegue"
Sus escritos más recientes
se llevaba al otro lado
para acabar sus pendientes
y obtener el doctorado
La Inmortal con una mueca
le dijo, ya con premura,
"También te daremos beca...
¡y cristiana sepultura!"
Aunque todo ahí termina
sí llevó sus credenciales:
ya un proyecto allá coordina
de salas multimediales.
Con nuevos casos de plagio
quería burlar a la muerte
"para evitar mi naufragio,
por lo menos dame el puente".
Para probar su sistema
La Cruel pidió un documento:
"a ver si evitas la quema".
Pero el sistema era lento.
"No necesito un poema,
¡quiero ya tu testamento!"
Ante el grito "¿Cómo va esto?".
la respuesta: "maso, maso"
acarreó un final funesto,
y a la guadaña dio paso.
'Angurriada', huir quiso;
mas La Calaca, muy seria,
la sacó del cuarto piso
y acabó con su miseria.
La sonrisa permanente
continuó siendo su marca:
se reía, impertinente,
al llevársela La Parca.
Debió haber sido eficiente,
pues salía siempre temprano.
No valió lo inteligente:
hoy la cenan los gusanos.